jueves, 9 de mayo de 2013

Día de Europa, día de la (des)esperanza


UE | Aniversario de la Declaración de Robert Schuman

Día de Europa, día de la (des)esperanza

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  • El actual contexto económico y social deja lugar para pocas festividades
En la entrada del Consejo Europeo, una vitrina con el Premio Nobel de la Paz sustituye desde hace unas semanas al busto del humanista flamenco Justus Lipsius, que da nombre a este edificio. El discutido reconocimiento internacional ha sido probablemente lo mejor que le ha ocurrido este curso a la Unión Europea que hoy celebra un año más la San Schuman. Así se conoce popularmente –al menos en el barrio europeo- la celebración del aniversario de la Declaración de Robert Schuman del 9 de mayo de 1950.
En Bruselas insisten en que el Día de Europa es una celebración para todos los ciudadanos de los 27 estados miembros. Sin embargo, el contexto económico y social actual deja lugar para pocas festividades. Los méritos europeos durante más de seis décadas, que le han valido el Nobel de la Paz, han quedado ensombrecidos por la crisis que ya ha sobrepasado el lustro. Y la que, tras varios cambios de nombre, se llama ahora Unión Europea, se ha convertido paradójicamente en un símbolo de la división.
División entre los socios del sur y los del norte, separados por los mercados financieros que han causado estragos en las arcas de los primeros sin que los segundos hayan puesto toda la carne en el asador para remediar la situación. División, también, en la población donde el paro ha alcanzado tasas nunca vistas y que, ante la impotencia de sus gobiernos, ha optado por cambiar el color político de media Europa sin que, en muchos casos, se vislumbren síntomas de mejoría. División, al fin, en varios asuntos de política exterior, y con el Reino Unido cada vez más alejado del resto del continente.
Londres y Bruselas se alejan, eso sí, como dos tortugas tirando en sentido opuesto de cada extremo de una cuerda. Se presionan mutuamente, los británicos de forma más descarada, pero sus posiciones apenas varían. Ese paso de tortuga es además un denominador común en la capital comunitaria en la que cualquier toma de decisión se suele demorar de forma innecesaria. Durante los dos últimos años, cada lunes ha parecido el principio de una "semana decisiva para el euro". Pero la realidad es que, tras pasar por un mar de dudas, el barco ya navega por aguas algo más calmas.

Lo celebrarán los mismos que el año pasado

Finalmente este Día de Europa lo van a celebrar los mismos 27 que ya lo hicieron el año pasado. Sin embargo, hace justo 12 meses, cada vez subían más las apuestas en contra de la continuidad de Grecia en el euro. España e Italia bordeaban el rescate asfixiadas por los mercados y sus líderes, Mariano Rajoy y Mario Monti, escenificaban junto con François Hollande, la ruptura con las ideas del bloque del norte liderado por Angela Merkel. Y hace no tanto, la Unión Bancaria todavía parecía una utopía y los pequeños ahorradores veían peligrar sus depósitos porel rescate de Chipre.
Que a estas alturas sigamos todos en el mismo barco, al que pronto se sumará Croacia, ya es un logro. La moderación de los mercados es la prueba palpable de que lo peor ha pasado ya, y la relajación de los objetivos de déficit demuestra el cambio de mentalidad, al menos en apariencia, que se ha instalado en Bruselas.
Sin embargo, no son motivos suficientes para que los europeos festejen algo hoy. Todavía queda camino que recorrer y baches que superar, y todavía habrá que esperar mucho para que los ciudadanos noten en su día a día la tímida pero constante recuperación que no se hará efectiva hasta el año que viene, si es que por una vez se cumplen las previsiones. Pero sí hay motivos para creer en el futuro y para seguir con el esfuerzo común que nos ha deparado una paz sólida nacida de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial.
El trabajo, eso sí, no se reanudará hasta después del fin de semana en Bruselas. El Día de Europa coincide este año con el día de la Ascensión, que es festivo en Bélgica. Las instituciones comunitarias trasladan al viernes el día de libranza que se han adjudicado, por lo que los funcionarios europeos harán un puente antes de regresar al trabajo el lunes, día de reunión del Eurogrupo en la que no se prevén sobresaltos ni noches en blanco, lo cual será también un buen indicador del momento que atraviesa la Unión Europea.

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