miércoles, 8 de mayo de 2013

BOADAS


BOADAS

Recuerdo cuando descubrí Boadas. Abrí su puerta, y fue entrar en un mundo mágico donde la música que creaba Maria Dolors –toda cariño y ternura– al mover la coctelera y el murmullo de la gente hacían del local un espacio único. La historia de Boadas arranca el 24 de octubre de 1895, cuando nace en La Habana Miguel Boadas Parera. Desde niño vive un ambiente de bar; sus padres, catalanes emigrados a Cuba, tienen una taberna en la calle de la celebrada Bodeguita de en Medio. Ayudando a su padre, aprende liturgia y secretos y, al ver su vocación de barman, lo envía a trabajar al local de sus primos, los Sala Parera: La Florida o Floridita.

A sus 19 años, Boadas se convierte en barman y su nombre se une a la historia del Floridita y de Constantino Ribalaigua, genio de las mezclas que adquiere dicho local cuando los Sala Parera regresan a España. En esa época es frecuente encontrar a Boadas atendiendo el palco presidencial del frontón Jai-Alai o el bar del elitista Yacht Club.

Con 31 años, en 1926, Boadas decide venir a España y, tras una temporada en Lloret de Mar, de donde eran sus padres, conoce a María Ribas y se casa con ella. Boadas fija su residencia en Barcelona y demuestra su talento en locales como Moka, Nuria, Royal, Kiosko de Canaletas, Maison Dorée y, por fin, Canaletas, donde oficia en una barra creada para él.

El 24 de octubre de 1933 Boadas cumple su gran sueño: abrir su propio local, en la calle Tallers, 1. La apertura supone un acontecimiento social; amigos suyos como Opisso, Antonio Machín e Ignacio Agustí le regalan una coctelera gigante para que guarde en su interior todos los buenos deseos que sus amigos tienen para él. Boadas está ya consagrado, uno de los dos barmen más famosos de España, junto a Perico Chicote, y reconocido mundialmente.

Dos años más tarde otro broche notable en su carrera: nace María Dolors, su única hija, la mejor guinda para el mejor cóctel. Fascinada por el mundo del bar; a los 7 años hace su primer cóctel en el bautizo de un primo, y a los 14 recibe de manos de él la alternativa para oficiar como aprendiza. Verla era contemplar a una princesa de porcelana.

Para mí el mayor signo de identidad de una ciudad son sus bares, sus restaurantes, sus hoteles; y sin duda, Boadas es un signo de identidad de Barcelona.

CUBA PUNCH

Los punchs, de origen inglés, eran tragos largos preparados con ron, zumo de limón, azúcar, canela y alargados con agua o té calientes; incluso se flambeaban. Desde hace años los punchs –planter’s, florida, cuba...– son copas para acompañar tardes de sol. Se combinan con distintos tipos de ron: blanco, dorado, añejo, pero acompañados de zumos de frutas y abundante hielo.
Así se prepara el cuba punch: en coctelera servimos 2/4 partes de ron blanco Bacardí, 1/4 de zumo de piña y 1/4 de jugo de lima Rose’s. Batimos bien y servimos en vaso largo, con el mismo hielo utilizado. Decoramos con rodaja de limón, guinda verde o una ramita de menta fresca.

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