La cultura del servicio, artículo de Javier de las Muelas
En cada acción de un trabajo, no sólo en la hostelería, debemos ofrecer
valor a la clientela, a los feligreses, haciéndoles vivir una
experiencia única. Ellos son los protagonistas. La cultura del servicio
se ejercita, se consigue en cada gesto y con el buen hacer de los
equipos. Eficacia y eficiencia apoyadas en el conocimiento; la pasión
por querer servir a las personas va más allá de una contraprestación
económica, es una manera de entender la vida.
Hace unos veinte años, paseando con mi esposa por la Quinta Avenida de
Nueva York, nos detuvimos a contemplar una preciosa coctelera de plata
que estaba en el escaparate de una tienda. Una dependienta, al ver que
miraba alguno de los objetos allí expuestos, nos invitó a entrar. Me
hizo sentir cómodo, sin la presión de verme obligado a comprar. Ya en la
tienda, aquella dependienta, pequeñita, elegante, se descalzó, y sus
pies sólo cubiertos por medias la llevaron al interior del escaparate,
donde desmontó alguna que otra estantería hasta llegar adonde estaba la
coctelera; con una sonrisa me la entregó, la tuve en mis manos
observándola, se la devolví y le di las gracias. Ella me contestó que
era un placer atendernos.
Hay un diálogo en la película La vida es bella que para mí representa
la máxima expresión de la cultura del servicio. Guido, el personaje que
encarna el actor Roberto Benigni, aprende a ser camarero y se examina;
mostrando su saber sobre la reverencia, se inclina casi hasta el suelo, y
su maestro le dice: "Fíjate bien, los girasoles se inclinan al sol,
pero si ves alguno que se ha inclinado demasiado es que está muerto. Tú
estás sirviendo, pero no eres un siervo. Servir es el arte supremo. Dios
es el primer servidor, Dios sirve a los hombres, pero no es siervo de
los hombres".
Nuestro trabajo como barman, abogado, dependienta, médico,
funcionario…, con todos los contactos que establecemos, entraña tanto
riesgo como el que asumen los artistas del Cirque du Soleil. En un
restaurante, en cada servicio, se producen de veinte a más de cuarenta
contactos entre camarero-oficiante y cliente-feligrés. El arte de servir
es, sin duda, una asignatura que los españoles debemos aprender. Y no
olvidemos que a las personas hay que conquistarlas también con la
sonrisa.
El cocktail: BRANDY ALEXANDER
Quiero creer que su origen tuvo lugar hace décadas en el Bar de uno de
esos lujosos trenes intercontinentales –¿Quizás el Orient Express?-
Es un cocktail delicioso para después de comer, casi podríamos decir que es un postre por sí mismo. Pero también es copa excelente como antesala de una velada de largo recorrido y abundantes libaciones,
Lo preparamos en coctelera con abundante hielo: 1/4 de nata fresca o crema de leche, 1/4 de crema de cacao y 2/4 de buen brandy, batimos con dulzura y servimos en copa de cocktail, rallando encima un poquito de nuez moscada.
Es un cocktail delicioso para después de comer, casi podríamos decir que es un postre por sí mismo. Pero también es copa excelente como antesala de una velada de largo recorrido y abundantes libaciones,
Lo preparamos en coctelera con abundante hielo: 1/4 de nata fresca o crema de leche, 1/4 de crema de cacao y 2/4 de buen brandy, batimos con dulzura y servimos en copa de cocktail, rallando encima un poquito de nuez moscada.
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